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La Blueproject Foundation presenta la exposición "----- (--- ----- ------- --- ----.)", de Pablo Rasgado, el tercer artista residente de 2019, que se podrá ver en la Sala Project del 5 de abril al 9 de junio de 2019.

Si pudiéramos definir la obra de Pablo Rasgado (Jalisco, México, 1984) como un proceso de bricolaje a la manera de Claude Levi-Strauss quizá estaríamos en lo correcto, pues el antropólogo afirma que “el bricoleur es aquel quien está al acecho de mensajes pretransmitidos, los cuales colecciona para convertirlos en nuevos signos... quien ordena y reconstruye la historia utilizando sobras y trozos, testimonios fósiles de la historia de un individuo o una sociedad” (Claude Levi-Strauss, El pensamiento salvaje). Pablo Rasgado es por lo tanto un bricoleur minucioso, quien no se conforma con coleccionar y adherir los fragmentos de acontecimientos pasados, sino que además reconfigura escrupulosamente una nueva gramática a partir de los resquicios de historias que no son fácilmente visibles. Por ello, su fascinación por la arquitectura no está relacionada ni a los ornamentos ni a la funcionalidad, sino más bien a los espacios negativos, a los sedimentos ocultos detrás de las paredes, a los residuos que se acumulan en los márgenes y esquinas. Entre sus métodos de investigación podemos encontrar atisbos del arte líquido moderno señalado por Zygmunt Bauman, en el cual la historia se compone de desechos, en donde la creación y el detrimento de las cosas se suceden simultáneamente, por ejemplo cuando las superficies de los muros son sustraídas de las calles y trasladadas a los espacios de arte para resquebrajarse a pedazos. Pero, a diferencia de la destrucción Metzgeriana o los décollages de Jacques Villeglé que describió el sociólogo polaco, para Rasgado la ciudad sólo representa un primerísimo momento de búsqueda y selección. Por ello sus paseos son más cercanos a los de un recolector o glaneur al estilo deAgnès Varda, que a las derivas situacionistas de donde emergen collages imprevistos.

En consecuencia, a esta primera etapa de coleccionista cultural, se le suma un interés por desmenuzar estructuras, ya sean “sociales, lingüísticas o espaciales que dan como resultado un organismo” como el mismo artista afirma. Y por ello, aunque en un primer momento su atención se centra en configurar nuevos volúmenes y cuerpos escultóricos que emergen de fragmentos anteriores, en realidad el artista utiliza la arquitectura como espejo social, reconociendo que es un andamiaje que condiciona nuestras tácticas, rutinas y políticas de comportamiento, la cual también posee una cualidad única para invisibilizar y disimular: la arquitectura como un sistema de jerarquías, que tiene la capacidad de empoderar, sensibilizar, encubrir y vigilar.

De esta forma, para su más reciente proyecto "----- (--- ----- ------- --- ----.)", Rasgado recurre a la arquitectura como un subterfugio para duplicar otros sistemas de poder que a su vez ocultan arquetipos de control. A partir de una selección de documentos clasificados, el artista transcribe formalmente los fragmentos que han sido cancelados, borrados y tachados de expedientes secretos hacia objetos tridimensionales. Los bloques de texto censurados se transforman así en volúmenes que develan espacios aparentemente reconocibles: cercas, puertas y ventanas; supuestos pasadizos que han sido anulados desde el momento de su construcción y que quedan como vestigios en desuso.  La arquitectura en este caso se propone sutilmente como un acto de resistencia, una estructura social en donde el dominio público y privado entran en una tensión ilegible y sibilina. Rasgado concluye así, con estos nuevos galimatías arquitectónicos, su papel de bricoleur: aquel que transforma en nuevos signos los residuos de una sociedad contemporánea.   

Texto de Andrea Torreblanca