13.05.23 – 17.06.23 
envés


Artista
Antonio Menchen 

Comisariado
Renato Della Poeta, Aurélien Le Genissel

Lugar
ethall, Barcelona



Cada vez que voy a lavar los pantalones hago el mismo gesto. Introduzco mi mano y posteriormente mi brazo en cada una de las perneras y consigo darles la vuelta, dejando a la vista la parte interior de la prenda. Nada complejo, un gesto inadvertido, casi automático, para procurar que los pantalones no sufran tanto desgaste lavado tras lavado.

La parte posterior del vaquero deja ver sus costuras, deja ver cómo ha sido confeccionado. Normalmente tiene un tono de color distinto. Su estructura revela, por ejemplo, si el tiro queda bajo o más alto, así como da una idea aproximada de a qué altura se situará la cintura. Todas estas cuestiones afectan a las dimensiones de lo que se denomina como caja. Bolsillos, trabillas, pretina, cremallera, remaches, botones. Cada uno de los elementos que componen la caja responden a la proporción que finalmente tendrán las perneras. El remallado acompaña, con un característico zigzag, sus costados desde el interior del bajo hasta la parte alta del pantalón. Corte skinny, loose, regular, oversize, slim, boot. Primero se construye el anverso para mostrar luego la cara, ya que finalmente la prenda no enseña todos esos cosidos. Los hilos del haz se mantienen prolijos. Todo esto evidencia que, dependiendo del patrón, el corte del pantalón quedará ajustado al cuerpo de manera distinta.

Hace apenas unas semanas vi a alguien que llevaba los vaqueros del revés. Fue en París, mientras ayudaba a mi compañero Yoel a construir su instalación. Uno de los montadores de la exposición, cansado de mancharse siempre los pantalones a la hora de pintar las paredes, había decidido que fuera la parte interior la que sufriese las más que probables manchas de pintura. Me pareció algo sencillamente inteligente, salvo por la imposibilidad de usar los bolsillos. Eso me hizo recordar que, en muchas ocasiones, los vaqueros que he ido comprando tenían los bolsillos cosidos. En concreto, me acuerdo de un modelo que compré hacia el año 2001 o 2002 del diseñador Kostas Murkudis. Cuando compré ese pantalón vaquero negro no sabía quién era aquel diseñador, aunque al tiempo entendí por qué aquella tienda de Madrid situaba su trabajo al lado de los diseños del austriaco Helmut Lang. La caja y las perneras de aquel pantalón me encajaban a la perfección. Murkudis había utilizado unos vaqueros preexistentes de la marca Levi’s para reconfigurarlos. Los bolsillos estaban sellados, pero una vez abiertos, eran profundos y amplios e introducir la mano completa en ellos resultaba sencillo. Aún los conservo.

Normalmente los fabricantes deciden coserlos para evitar que los clientes introduzcan sus manos en el interior cuando están expuestos en tiendas. Así las prendas no se deforman y mantienen su aspecto como recién salidas de fábrica.